Terapia
Por Enric Corbera
Cuando
mantenemos la coherencia con nuestro corazón, el estrés disminuye, las
emociones se gestionan de otra manera y éstas influyen en nuestra fisiología
con menor impacto.
Sabemos
que nuestras emociones vienen determinadas en la forma de gestionar nuestras
percepciones y estas son muy subjetivas. La terapia consistiría en tomar
conciencia de estas percepciones, de como nos afectan a nuestra fisiología y
como alteran la coherencia magnética del corazón. Esto hace que nuestras
decisiones no sean lo más acertadas posible porque nuestra comunicación
corazón/cerebro está alterada. La alteración la podríamos describir como ruidos
que hacen que la comunicación sea poco fluida e ininteligible.
La
inteligencia del corazón es muy rápida, de carácter intuitivo y también es muy
práctica. Una forma de aumentar la coherencia de nuestro corazón, es
mediante técnicas de relajación centradas en la respiración y prestando
atención a nuestro corazón y todo ello acompañado de pensamientos positivos.
Técnicas como la sofrología son adecuadas para conseguir esta coherencia.
Nunca
nos olvidemos que la coherencia se manifiesta en la armonía de las funciones
biológicas de nuestro cuerpo y en la armonía de nuestras emociones, como
la alegría y el estado de compasión por lo que nos rodea y todo ello lleva a un
estado de bienestar llamada Paz Interior.
Debemos
de conectarnos con nuestro corazón, mediante respiraciones centradas en él.
Visualizar como nuestro corazón respira y comprender que respira emociones
(información) y que éste las envía a todo el cuerpo.
¡¡Mantengamos
limpio nuestro corazón de emociones dañinas!!
La
importancia del cerebro en la enfermedad
La
conexión cerebro/corazón/cuerpo, la Nueva Tri-biología
Se
ha descubierto magnetita en el cerebro, ello hace que éste se halle sujeto a la
influencia de los campos magnéticos, pero sobretodo a la influencia del campo
magnético del corazón.
Esto
explicaría los anillos del Dr. Hamer, los cuales se presentan de una forma
concéntrica. Y la explicación sería, que cuando nosotros alteramos la
coherencia magnética del corazón, éste envía una información a nuestro cerebro
el cuál la procesa biológicamente alterando las neuronas correspondientes.
Dicho de otro modo alterando el campo magnético del cerebro; esta alteración
produce una respuesta fisiológica que se manifiesta en nuestro cuerpo, el cual
responde a modo de “eco” a la alteración cerebral. Esta alteración afecta al
campo magnético de la célula hasta tal punto que pierde su coherencia y la
desconecta de la realidad.
El
cáncer sería la máxima expresión de esta falta de coherencia. Una célula
cancerígena es una célula que ha perdido su rumbo, se desconecta de la
realidad, ha perdido su apoptosis, esto quiere decir que no muere. Su muerte es
la destrucción del todo, en este caso el cuerpo. La persona que tiene cáncer es
el reflejo de sus células, su vida es una gran falta de coherencia, es una
persona totalmente desconectada de la realidad; su mente vive en un mundo
desconectado de los dictados de su corazón.
Estas
personas creen que hacen las cosas por amor a los demás y las hacen como
consecuencia del desamor que se tienen a sí mismas. Personas que viven en la
culpabilidad y esta emoción produce verdaderos estragos en la coherencia
magnética del corazón. No escuchan a su corazón, escuchan a su mente y creen
que lo que éste piensa o dice proviene de su corazón.
Nada
más lejos de la realidad el corazón envía los mensajes y la mente no escucha,
solo interpreta los mensajes que vienen del exterior; los racionaliza y se
alteran emocionalmente y estos cambios emocionales afectan al corazón y
entonces éste le cuesta encontrar la coherencia, su campo magnético disminuye y
la fuerza de respuesta se apaga, su mensaje no tiene eco y entonces sobreviene
la muerte corporal, sencillamente porque no hay comunicación entre corazón y
mente.
Por
eso el corazón no padece cáncer, él sencillamente se desconecta cuando sus
dictados son ignorados.
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