sábado, 21 de mayo de 2011

UNO CON LA FUENTE

Un monje, entrado en años ya, estaba trapeando el patio del monasterio bajo un sol calcinante.
Un estudiante,  joven aún, que pasaba por ahí se detuvo y preguntó:

 -   ¿Cuántos años tienes
 -   Ochenta y siete – respondió el monje.
 -   ¡Ya eres muy mayor! ¿Por qué trabajas tan duro? – inquirió fuertemente
 -   Bueno – respondió el monje – es que estoy aquí.
 -   Pero, ¿por qué limpias debajo de este sol ardiente?
 -   Bueno – respondió el monje – es que el sol está ahí.
  
Las ilusiones que el ego propone son simples: algunas son más importantes que otras, y, por lo tanto, más reales. Así, juzgando, evaluando, el estudiante manifiesta su propia jerarquía de ilusiones al exterior. ¡Y muchas son las veces en que todos tenemos el mismo comportamiento! Sin embargo,

Sólo la mente decide si lo que vemos es real o ilusorio, deseable o indeseable, placentero o doloroso. (M-8.3.11)

Un Curso de Milagros nos invita a imaginarnos una vida diferente, una vida sin preocupaciones ni ansiedades de ninguna clase, una vida de perfecta calma y sosiego. Para eso estamos aquí, para aprender justamente eso y nada más.

El monje de este relato ha alcanzado ese estado. Hace lo que tiene que hacer sin preocuparse por el resultado, se compromete para dar lo mejor sin apego. El monje sabe que dar todo el corazón en lo que hace es volverse uno con nuestra Fuente. ¡Y nosotros estamos llamados a alcanzar ese mismo estado! Para ello,


Contempla todo tal como el Espíritu Santo lo contempla, y entiende todo tal como Él lo entiende. (T.5.III.11.6)


Milagros en Red

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